Llegué extenuado a mi nuevo departamento, necesitaba salir, me costaba meterme en la cabeza que este era el primer 18 de Septiembre que no se celebraría y tampoco sería feriado, en fin me puse de acuerdo con unos amigos para ir al patio bellavista y no podía faltar, pues iba a estar el amor platónico de mi vida, una ex compañera del liceo.
Bajé los cuatro pisos del edificio, pasé a la farmacia y le pedí a mi amiga Flo, lo de siempre: 0,5 gramos de cocaína. Luego de estar con ella y consumir mi dosis diaria, partí. Pero no era lo mismo, El ex río mapocho, el río que era hediondo y feo como lo conocieron mis viejos, ahora era oficialmente la décima maravilla del mundo, con aguas cristalinas y un microclima único en el mundo. Por todo lo largo del río y por todas las calles de Santiago, la ex capital de Chile, flameaban banderas con el logotipo de Google. Eran ya las claras señales que dejamos de ser una capital y pasamos a ser el primer país privado de la tierra.
